dijous, 24 de desembre del 2015

24/12/2015. Enric Juliana. El mapa del 20D muestra que la España del cambio está en el litoral. Puesto que España se rige por un sistema electoral de circunscripciones provinciales, lo primero es ver qué partido ha ganado en cada provincia. Luego constatar que el bipartidismo decae con notable intensidad en la España mediterránea, en Madrid y en la costa atlántica...

Benvolguts,

Una anàlisi exhaustiva, per províncies, mostra els resultats del 20-D d’una manera diferent al que han fet altres opinaires, encara que digui el mateix.

En Juliana presenta dos mapes, el de colors i el de grisos. El de colors és el que va sortir a tots els mitjans de comunicació, dels partits o coalicions que havien guanyat a cada província, PP, PSOE, DIL, Podemos i PNV. El de grisos és tan o més interessant que el de colors perquè s’hi veu la distribució dels diputats del PSOE més els del PP en % segons les províncies, la ubicació de les províncies, i les sàvies conclusions que en Juliana en treu!

En Juliana d’aquesta manera mostra indirectament el més evident, que la distribució de diputats que ha tret Podemos , com ens remarca en Vicent Partal en el seu Editorial del dia 21-D, mostra que Podemos ha guanyat 36 diputats a l’Espanya perifèrica i només 33 diputats al Reyno de España. Diem que és indirecte perquè en Juliana no obté exactament els diputats però sí que mostra que PSOE+PP naufraga a la perifèria i com que Ciudadanos no ha guanyat a cap província, els vots que manquen són els de Podemos. De retruc es mostren les províncies més fatxes, més integristes, més constitucionals, on el % de la suma de diputats de PSOE+PP és més alt: Badajoz i Cuenca...
Sembla que és pel fet d’haver guanyat Podemos (aliat amb les forces locals) a la perifèria, i després de veure els resultats, que ha agafat aquesta afecció a demanar un referèndum a Catalunya

Tanmateix així que Podemos ha pogut votar contra Catalunya en la conya de la demanda de Salamanca d’ahir dels papers de Salamanca, no s’ho ha pensat ni una mica! És el “justo derecho de conquista” de l’amic Torrente Ballester (pels amics el Torrente de les pelis de detectius fatxes i desastrats). No us n’adoneu que cal fugir de tant feixisme de tota mena, amb pell de corder, amb pell de llop, disfressats de Caputxeta vermella o del que sigui?


Vegem l’interessant article:

El mapa del 20D muestra que la España del cambio está en el litoral

Enric Juliana en La Vanguardia


La adhesión al bipartidismo decae fuertemente en Catalunya-Valencia-Baleares y en Euskadi
La digestión de los resultados electorales será lenta y coincidirá con las copiosas comidas de Navidad. Hay que reconocer que el 20-D nos ha servido un plato fuerte. Se producirá más de una indigestión y habrá que recurrir a los mapas para aliviar la pesadez de estómago. Mapas, mapas, mapas, para intentar entender, poco a poco, lo que ha ocurrido. Lo que nos está ocurriendo.
El primer mapa es el más fácil. El más superficial, también. Lo hemos visto en televisión y en la portada de algunos diarios. Puesto que España se rige por un sistema electoral de circunscripciones provinciales, lo primero es ver qué partido ha ganado en cada provincia.

Nos sale un mapa bañado de azul, con tres reductos de distintos colores: parte de Andalucía y Extremadura, el País Vasco y Catalunya. La España uniforme y la España más o menos díscola.

Este primer mapa es un analgésico para Mariano Rajoy y el grupo dirigente del Partido Popular después de haber perdido 63 diputados, uno de los grandes batacazos de la política europea reciente. En la mayoría de los países de la Unión un descalabro de tales características habría comportado la dimisión del primer ministro o, como mínimo, un cierto gesto de autocrítica. En España, sin embargo, la política y la vida en general se rigen por el antiquísimo espíritu numantino, actualizado en los años treinta por el doctor Juan Negrín: “¡Resistir es vencer!”.

El mapa bañado de azul ayuda a Rajoy, hombre alérgico a los sobresaltos, a reorganizar la resistencia. Es un mapa conservador. Pese al batacazo, el Partido Popular sigue siendo el primero en la gran mayoría de las provincias españolas con tres excepciones de distinta naturaleza, que exigen un tratamiento diferenciado.

Primera excepción: Andalucía y Extremadura; mejor dicho, la Andalucía interior y Extremadura, donde el PSOE resiste muy bien gracias a su fortísima radicación electoral en los pueblos y en las ciudades de tamaño medio de antigua vocación agraria, las denominadas agrociudades. Es el bastión de Susana Díaz, poco amiga de las excursiones federales. Es una España en estos momentos muy inquieta ante los desordenados vientos de cambio que vienen de las áreas metropolitanas, donde el PSOE está perdiendo peso.

La segunda excepción es el tradicional País Vasco. Para un conservador inteligente aquí basta con mantener intacto el concierto foral –también el convenio navarro– y no repetir el error bisoño de Ciudadanos que propone su gradual eliminación. Ya lo intentó el liberal Gamazo en 1873 y en Pamplona le montaron la de Dios. La gran novedad en el País Vasco y Navarra es el empujón hacia abajo que Podemos le da a Bildu.

La tercera excepción es Catalunya. La más complicada. La más difícil de leer. La más contradictoria. El mapa nos dice que En Comú Podem (el PSUC de Podemos) está ocupando el espacio que ha dejado libre el PSC, movilizando a los electores más contestatarios del área metropolitana de Barcelona y del área de Tarragona. La excursión metropolitana de Esquerra Republicana no ha funcionado. En Santa Coloma de Gramenet, ciudad en la que se crió el candidato Gabriel Rufián Romero, ERC apenas supera el 5%. La competición entre las izquierdas catalanas está cambiando de formato y la eterna Convergència sigue ganando, por poco, en Lleida y Girona, pese a su baja forma. Una mirada cínica sobre Catalunya seguramente diría que hay que dejar que se devoren entre ellos.

El segundo mapa es un poco más complicado. Mediante una escala de grises nos indica el grado de resistencia del viejo bipartidismo. Las provincias más bipartidistas son Badajoz y Cuenca, en las que la suma PP-PSOE supera el 70%. Las provincias menos adheridas al turnismo español son Girona, Lleida, Tarragona, Bizkaia y Gipuzkoa. Esos son los extremos. Como siempre, lo más importante son los matices. El bipartidismo decae con notable intensidad en la España mediterránea –a excepción de las provincias de Almería y Murcia–, en Madrid y en la costa atlántica.
El bipartidismo se sitúa por debajo o al límite del 50% de los votos emitidos en casi toda la España litoral, en Madrid y su anexo de Guadalajara, y en lo que podríamos denominar el corredor del Ebro: buena parte de Aragón, Navarra y el País Vasco.
En pocas palabras, la adhesión a los dos partidos clásicos tiende a hundirse en la España con mayor dinamismo económico, en las grandes ciudades, evaporándose en el País Vasco y en la inflamada Catalunya. El bipartidismo, por el contrario, aguanta bien en la España interior, sobre todo en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, la vieja Castilla, y en las dos provincias más envejecidas de Galicia (Lugo y Ourense).

Este segundo mapa desmiente la lectura conformista del primero. La España más dinámica y metropolitana se halla en plena ebullición política; la España que con más intensidad depende de la protección del Estado (vía pensiones de jubilación, vía empleo público, vía fondos de solidaridad territorial) mantiene un elevado grado de confianza en los dos partidos tradicionales.

Hay una España que desea cambios, quizá de manera dispersa y contradictoria. Y hay otra España que prefiere quedarse como está, o cambios muy seguros, timbrados por las fuerzas políticas tradicionales. No es difícil adivinar que en la España metropolitana se concentran las nuevas generaciones fuertemente decepcionadas por el derrumbe de las expectativas sociolaborales provocado por la crisis económica. En la segunda hay más población mayor.

El PP y el PSOE conservan sus mejores resultados en la España más precavida y el mapa nos ayuda a entender por qué los conservadores han perdido Valencia y Baleares y comienzan a tener problemas serios en Galicia. Es un mapa de grises que invita a no simplificar. La Andalucía con más paro –la provincia de Cádiz– y la Andalucía más dinámica económicamente –la provincia de Málaga– sigue fiel al PSOE y al PP, pero un poco menos.

‘Sorpasso’ en el arco mediterráneo
Entre los mapas del 20-D, hay uno especialmente interesante. Puesto que Podemos ha sido la gran novedad de las elecciones, se trata de ver en qué provincias el partido del círculo morado se coloca por delante del PSOE, materializando el ‘sorpasso’ que vaticinaban algunas encuestas.

El adelantamiento que no ha tenido lugar en el mapa general por una diferencia de 341.000 votos, se ha visto realizado en Catalunya, Valencia, Baleares, Madrid, País Vasco, Navarra y en las provincias gallegas de A Coruña y Pontevedra. Podemos ha quedado por delante del PSOE en la España con mayor dinamismo económico y también con mayores decepciones en las clases medias urbanas.

En este sentido es destacable la resistencia del PSOE en la provincia de Zaragoza. Se repite el mapa de las elecciones municipales y autonómicas del mes de mayo. Las alcaldías conquistadas por las plataformas apoyadas por Podemos fueron las de Barcelona, Madrid, Zaragoza, A Coruña, Ferrol, Santiago de Compostela y Cádiz. Podemos figura en las mayorías municipal de Valencia y Pamplona. Y también ayudó al cambio en la Comunidad Valenciana y en Baleares. De nuevo, el arco mediterráneo como señal de inquietud política. Podemos supera al PSC en Catalunya; se coloca por delante del PSOE en Baleares, y rivaliza con el PP valenciano, desbordando a los socialistas, tras cerrar un laborioso pacto con los menestrales de Compromís.
Enric Juliana

Joan A. Forès
Reflexions

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